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Una serie de exigencias contenidas en el Reglamento Sanitario de los Alimentos (RSA) se han transformado en barreras de entrada para nuevos competidores interesados en ingresar al mercado de los alimentos infantiles en Chile, que incluye, entre otras categorías, los picados y colados dulces y salados.

Se trata específicamente de exigencias mínimas de calorías y de proteínas y de niveles máximos de fibra que no están presentes en los cuerpos normativos de los principales mercados internacionales y que no se justifican de acuerdo a las condiciones nutricionales actuales de los niños chilenos, las cuales se sitúan en un contexto en donde prima la obesidad infantil por sobre la desnutrición.

Según concluyó una investigación iniciada de oficio por la Fiscalía Nacional Económica (FNE), esta situación bloquea el ingreso de actores extranjeros, que no ven rentable modificar las recetas que utilizan en otros países para abordar un mercado pequeño como el local.

De acuerdo a la investigación, esto ha propiciado que en el segmento de colados y picados salados y dulces, Nestlé se haya posicionado como un actor cuasimonopólico, con más de 95% de las ventas en el caso de los alimentos salados y con cerca de 70% de las ventas de la línea dulce.

Atendiendo a esta situación y utilizando una de las nuevas atribuciones que le dio la última reforma legal, la FNE archivó esta investigación dictando una Recomendación Normativa dirigida a la Presidenta de la República, para que, por medio del Ministerio de Salud, modifique el artículo 502 del Reglamento Sanitario de los Alimentos, específicamente en aquella sección que establece exigencias particulares para los colados y picados.

En particular, la FNE solicita que se eliminen las exigencias de mínimos de calorías y de proteínas y de máximos de fibra, dado que en el curso de su investigación detectó que la imposición de estos parámetros hace que la regulación chilena sea más restrictiva incluso que los tres principales cuerpos normativos internacionales en los cuales se basa el RSA.

Entre los efectos que ha tenido la falta de competencia en el mercado chileno, la FNE detectó que el precio de estos productos a nivel local es más elevado que en México, Estados Unidos y España y que el mercado no se ha desarrollado suficientemente en cuanto a variedad de sabores y formatos.

“Existiría un espacio para que los precios observados en el mercado chileno se reduzcan, si es que existe el ingreso de uno o más actores que imponga cierta presión competitiva sobre el único incumbente relevante presente en el país”, indica la Fiscalía en el informe elaborado tras casi un año de investigación.

En el curso de su investigación, la FNE descartó la existencia de conductas anticompetitivas, como acuerdos de exclusividad entre proveedores y distribuidores o descuentos anticompetitivos, que pudieran estar frenando la llegada de nuevas marcas a la industria.

Por el contrario, tras tomar diversas declaraciones a actores del mercado, autoridades y especialistas concluyó que la principal barrera de entrada está radicada en la normativa vigente. Esto quedó confirmado con un ejercicio, en el cual se analizó la información nutricional de 17 productos de diversas marcas y elaborados en distintos países y se concluyó que ninguno podría entrar al mercado chileno, a pesar de que se venden libremente en países como Estados Unidos, España, Alemania y Reino Unido.

Esta es la cuarta vez que la Fiscalía utiliza la facultad de dictar recomendaciones normativas que se le otorgó por ley en agosto del año pasado. Antes ya lo había hecho para recomendar separar las cuentas de los equipos del servicio de telefonía móvil, regular la participación de empresas eléctricas en los servicios asociados a la distribución de energía y para derogar la prohibición que impedía exportar baterías de plomo en desuso.

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